POR LA MAÑANA.





Se estira, retorciéndose como un gusanito, para después abrir los ojos y ver que ahí está él. Aparece su primera sonrisa de la mañana, esa que demuestra que aunque no haya dormido lo suficiente ha tenido un buen despertar o una noche increíble. Sentada en la cama, pone las gafas en la mesita y se coloca bien la camiseta.
Vuelve a mirarlo. Parece tan inocente al domir... como un niño pequeño, callado pero divertido. Se acerca y le acaricia la cara con la nariz, despacio, y él contesta sonriendo con los ojos cerrados. Caricias pie con pie. Nunca se había fijado en las pestañas tan largas que tenía, pero sí en ese curioso triángulo de pecas...














































ñam.

No hay comentarios: