Levantó la cabeza y contempló uno de los espectáculos más grandiosos que la naturaleza ofrece a los ojos del ser humano: una aurora boreal, de "suprema, serena y celestial belleza". Sobrecogido por tanta belleza "regresé a mi cabaña, avivé el fuego, me calenté un poco y me preparé para ir a la cama, aunque demasiado feliz y rico en auroras como para dormirme". John Muir.

No hay comentarios: