Y así es. No me lo merezco. No se trata de victimismo, ni derrotismo, ni fatalismo.
Desde el primer momento he apostado por el lado bueno de las cosas, por lo que de verdad me importa, por ti, por las aventuras con apariencia de locura, la complicidad, los no planes. Cometemos errores. ¿Y qué? Han sido circunstancias y el duelo no dura eternamente. No merezco el muro que has construido con tu mente, no merezco los vaivenes de sentimientos con los que un día soy mucho y otro día soy nada, no merezco creer que soy mala. No merezco y sin embargo respeto. No merezco, y aguanto y tiro de algo que creo que vale mucho la pena. Siento en mis brazos el peso de los dos y todo lo bueno, pero últimamente hablo contigo y me enveneno, y aprieto los labios, me contengo, me anestesio... cuando lo que más quiero es abrazarte, sentirte menos lejos...
y darte un beso.


Y así es. Esperando sin saber muy bien a qué.

















































































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