OJOS PEQUEÑOS.




De repente te despiertas y no recuerdas lo que has soñado, sólo sientes los resquicios de una sensación que no te hace bien, que no te gusta, que se mueve y sube por tu pecho y hace apretar tu mandíbula. Ha sonado el despertador pero te has quedado dormida. Te levantas para ir directamente a la cocina y poner el café, te recoges el pelo y te vistes rápidamente, cosas, cosas, cosas, cosas. Ocupas tu mente. Haces limpieza en el armario y con cada camiseta se te viene el mundo encima. Quieres olvidar, o mejor dicho, no recordar. Volver a empezar. 

La sensación sigue agitándose de forma intermitente. Sube, baja, sube, alcanza tu garganta, sube por la nariz y... quieres llorar. Una canción, unas palabras, una película, algo que te haga romper y estallar. Y así avanza el día, retrasando el momento de sentarte frente al ordenador y hacer lo que tienes que hacer, dejando el tiempo pasar y que tus ojos poco a poco vuelvan a hacerse grandes.. Escribes.




























































































.

No hay comentarios: