- Tan frágil y tan suave -dijo. 
Hablaba como un poeta y yo reía al pensar en mi avidez de poesía. ¿Estaba ahí con Artaud porque vertía poesía; porque creía en la magia; porque se identificaba con Heligábalo, el emperador romano demente; porque su teatro, sus obras y su ser estaban entrelazados; porque en el taxi hablaba como Hamlet y se apartaba el pelo de la cara aterradoramente mojada y demacrada? Ha atrapado mi imaginación. La domina; camina, habla, lee, evoca momias, decadencia romana, drogas, locura, muerte. Y yo trataba nuevamente de entrar en una experiencia, atravesarla sin entregar mi yo, y era cada vez más difícil... penetro con cautela en las regiones fantásticas de Artaud, y él también pone sus manzanas sobre mí, sobre mi cuerpo y, como la mandrágora al roce de la mano humana, doy alaridos."
Anaïs Nin. [8 de junio de 1933]

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